Abandonarme al paisaje, liso y llano. Como una gaviota que
inicia su vuelo. Sensaciones de libertad, de escribir con kilómetros recorridos
una curva sin final. El comienzo de todo viaje inicia en la necesidad imperiosa
de detener el reloj. De cubrir recorridos, parando cuando una sola vista nos da
la alegría del paisaje. Son movimientos constantes, lúcidos y sincrónicos.
Querer llegar a destino no es el final, sino el principio. Vivir del sabor a la
aventura de postrarnos en un atardecer, de solo observar la inmensidad del
espacio. De noches estrelladas, de días ventosos o de la calma que nos brinda
el mar. Antítesis del paisaje montañoso donde la quietud nos invita a meditar.
Viajar es perderse en el tiempo. Los minutos ya no cuentan. Solo
vale la memoria. Recorrer las vivencias en un sueño lejano. Sentarse en la
playa, en un café, o incluso caminar por aquel sendero, nos guiará hasta un
sentimiento de paz. De paz infinita. Sin tan solo tuvieras un segundo podrías
ver mi razón. Razón de viajar, de vivir, de experimentar, de ser uno con tu entorno.
Por más que tu viaje sea largo. Por más que sea tu viaje sea corto. Empezará
cuando el viaje te enamore...
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