lunes, 14 de enero de 2019

Espíritu navideño

Archivos de una vida pasada.
Palabras que se cruzan, para dar vida, para endulzar una mirada.
Un círculo que se cierra y una ventana que se abre.
La hermosa melodía que sale de tu respiración, de tus latidos y caricias.

Lluvia de pensamientos, de tus lágrimas y de mi intolerancia.
Mojado por causas que desconozco, seco de actitud y frio de sentimientos.
Sin ti mi vida solitaria solo sería un suspiro, un cuento sin final.
Sin ti mis escritos no durarían una corchea.

Tu bondad infinita, tus perdones, tu paciencia.
Tu increíble belleza de humildes pastores, de humildes palabras.
Riquezas piden a gritos los necios y los vacíos de alma.
Felicidad creen tener con su eterna avaricia.

Pero tu solo nos das lo que merecemos, lo que soñamos, lo que es justo.
Incluso tu grandeza radica en lo simple, lo sencillo, lo maravilloso.
Incluso si mis palabras no te alabaran lo suficiente, igual serías mi luz.
Un camino sinuoso y lleno de vida, un camino de rosas y espinas.

Muchos pueden amarte, pero solo aman su propia locura.
Muchos pueden creerte, pero tu mensaje siempre fue claro.
Pocos vivirán dando un poco de tu sabiduría.
Pocos caminarán charlando contigo a cada paso.

Te he pensado, te he soñado, te he sentido.
Me has perdonado, me has vuelto a abrazar.
Pero tu lo haces posible. Tu infinito amor me ha elevado.
Es por esto y por tantas cosas que hoy escribo para ti.

Gracias Jesús, mi gran amigo y compañero de vida.

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