Caminar por esa playa desierta, mirando al horizonte, sintiendo
esa brisa en mi pecho. El canto de las gaviotas, el sonido de las olas que
relaja toda mi alma. Y es ahí cuando extraño tu compañía, que, aunque no digas oraciones
elaboradas ni palabras sigilosas, simplemente estás.
Oigo a lo lejos canciones de guitarra solista, de unos
pianos silenciosos, de baladas románticas. Me cautiva tu recuerdo, tu hermoso
cariño de seda y lino.
Y ya tengo ganas de correr, de gritar. De salpicar la arena y
gritar tu nombre a los cuatro vientos. Podré estar un poco loco, pero ese misterio
me lo guardo para otro día. Hoy tendré coraje y te diré en palabras de
pensamiento, lo mucho que aprendí de ti. De dar todo por los demás sin importar
lo que digan o hagan. De aceptar los errores de mi pasado. De cortar con lo
malo y ponerse siempre positivo, aunque el sol se haya ido.
Y vuelvo a mirar hacia el mar. Ese estanque de vida. Que me
cautiva y me llena de orgullo. Los hombres estamos en este mundo para filmar
nuestra propia película. Esa película que puede no tener final si hacemos de nuestras
instantáneas un hermoso retrato amado por otros. Tu me dijiste que yo podía. Tú
me enseñaste tanto y tan poco, que me animé y aquí estoy, tratando de escribir mi
corazón.
Gracias viejo, gracias Papá!!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario